Antes de comenzar un tratamiento de la artrosis cervical es importante saber a que nos enfrentamos. Se trata de una la degeneración articular y posteriormente ósea de la región cervical y es una de las zonas más comunes de artrosis en el cuerpo humano.
La causa principal de la artrosis cervical es el desgaste propio de la edad. Se producen micro traumatismos repetitivos a lo largo de nuestra vida que hacen que el cartílago de las articulaciones que lo recubre y el disco que existe entre las vértebras disminuyan su grosor y pierdan su función de amortiguar el movimiento y absorber impacto sobre ésta región. De esta forma, llegan los primeros síntomas de la artrosis cervical son, el dolor y la contractura de los músculos de alrededor como mecanismo de defensa ocasionando a su vez rigidez articular y fomentando la degeneración ósea por el roce entre las carillas articulares de las vértebras.
¿Cómo debemos tratar la artrosis cervical?
Para conseguir paliar los síntomas y ralentizar la evolución de desgaste en ésta región, deberíamos tener en cuenta los siguientes consejos:
- Hacer ejercicios de movilidad activa de la zona cervical y dorsal sin dolor.
- Mantener una flexibilidad óptima de los tejidos adyacentes a ésta región.
- Relajar la musculatura para que disminuya la tensión en la zona y realizar actividades suaves, como puede ser el ejercicio físico, que provoquen liberación de endorfinas.
- La tecarterapia puede ser una eficaz en estos casos.
- Uso de analgésicos o antiinflamatorios.
Una vez se ha aplicado el tratamiento no invasivo, si el paciente no presenta una mejora física, es recomendable optar por una operación quirúrgica. Existen varios tipos de intervenciones, dependiendo del tipo de artrosis y grado de esta, siendo una de las más comunes la artrodesis cervical, que consiste en la fusión de discos vertebrales.